jueves, 11 de julio de 2013

Antes del final

Conil de la Frontera, agosto de 2012



-Nadie conoció a Aire como yo –dijo con un tono de pesar viejo escondido en la voz.
-¿Aire? ¿Quién era Aire? –le pregunté.

Luis Cernuda, “El indolente”



A veces, algunas veces, vuelves, Aire, trotando entre los riscos apagados de mi playa. Todos se han ido, y sólo el sol contempla con benevolencia enmudecida tus idas y venidas, tus lengüetazos de espuma sobre la orilla. Después te sientas a pasear tu mirada por el crepúsculo.  Las hebras finas, como de oro, de tu cabello, dibujan paraísos suaves que se recortan sobre el horizonte.

No tienes frío, Aire. No tienes nada de lo que arrepentirte. No eres de verdad, y constituyes la verdad más límpida que he conocido. Me miras como siempre, con esa picardía inocente que parece invitarme a coger tu mano, a pasear contigo por entre las estrellas de la tarde que el firmamento se deja olvidadas en cada amanecer.

Quizá algún día, cuando la realidad se vuelva demasiado sucia y yo tenga miedo de apagarme, tome al fin tu mano, Aire, y me vuelva yo también un torbellino de carne y de cabellos rubios, invadida de luz, siendo más luz que el propio sol, trotando sobre los riscos amables de nuestra playa. Porque quiero caminar sobre la arena sintiendo el frío de la sombra sobre mis pies desnudos. Porque quiero saber que sigues vivo, en alguna parte, y quiero ser tú, trotar, soñar, hacerme sol. Olvidarme de las mezquindades del mundo.

El mar no te asesinó, Aire. Me lo dicen tus ojos rubios que sonríen a la tarde, muy tarde, cuando acariciados por el mar nos sentamos a devorar crepúsculos mientras hablamos en voz muy queda, casi en un susurro que la marea engulle sin piedad, haciéndolo invisible.

Voy a necesitarte, Aire. Voy a necesitarte otra vez, mucho.  

No hay comentarios:

Entradas populares

Larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas, me acostumbré muy pronto a quejarme en voz baja, a maldecir para mis adentros, y a hablar ambiguamente, poco y siempre de otras cosas; es decir, al uso de la ironía, de la metáfora, de la metonimia y de la reticencia. Si acabé escribiendo fue […] para aprovechar las modestas habilidades adquiridas por el mero hecho de vivir.

Ángel González

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Entrega premios de relato 2011, "Una de piratas", Cadena SER

Con José Manuel Caballero Bonald en la Residencia de Estudiantes de Madrid, 2011

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de los premios del XX Aniversario de la UC3M

Ceremonia de entrega de premios del XX Aniversario de la UC3M

Lectura de poemas en la Feria del Libro 2010 de Madrid

Casa natal de Luis Cernuda, Calle Acetres, Sevilla, 2010

Casa de Luis Cernuda durante los años 20, Calle del Aire, Sevilla, 2008

Con la estatua a Federico García Lorca, Madrid, 2008

Casa de Rafael Alberti, El Puerto de Santa María, Cádiz, 2008

Casa natal de Antonio Machado, Palacio de Dueñas. Sevilla, 2010

Residencia de Estudiantes de Madrid, 2008

Museo Dalí, Figueras, Cataluña, 2008

Con la estatua a Ramón Mª del Valle Inclán, Madrid, 2010
Te juzgan mal y sufres por eso. Eres de nieve por fuera y de llama por dentro. Quien te toca se hiela mientras tú te abrasas. No sabes querer y estás queriendo siempre; no sabes vivir y estás vivo. Tu sitio no está en ninguna parte, siempre desearás un lugar diferente...

Luis Cernuda, Comedia inacabada y sin título